Soy diferente. I know. Últimamente he estado reflexionando sobre este asunto. He caído en cuenta de que hay muchos aspectos en mí que no se corresponden con lo que se espera en alguien de mi edad. He llegado a la conclusión de que soy diferente porque…
… No bebo (me refiero, por supuesto, a bebidas alcohólicas -siquiera tragos sociales-). No se imaginan la presión a la que me somete la gente para que modifique mi hábito.
… No fumo (nunca me ha llamado la atención la idea de hacerme daño sólo por gusto. Y obvio, no soporto ser fumador pasivo).
… No bailo (porque no sé; tengo los dos pies izquierdos y, además, soy muy tímido para esas cosas).
… Con el paso del tiempo, he aprendido a tomarle cariño a estar en casa. Me siento muy cómodo en ella. Antes, por el contrario, buscaba todo tipo de pretextos para cambiar de ambiente. Y aún así nunca he sido muy de bonche. No tengo ese espíritu. Difìcilmente me vean en discotecas, bares, cafés o cualquier otro centro de entretención fuera de asuntos de trabajo o compromisos personales muy puntuales y, en consecuencia, ineludibles. No me malinterpreten, no es que no vaya a alguno un buen día. Pero no es común en mí.
… Detesto la playa (a pesar de que vivo en un país tropical, me declaro enemigo del Sol y el calor).
… Soy súper sedentario (los deportes no son para mí, a pesar de que en el pasado practiqué algunos -esto lo comentaré más adelante-).