Entre dos la vida es posible; uno solo no puede arrastrarla.
(Víctor Hugo)
Entre dos la vida es posible; uno solo no puede arrastrarla.
(Víctor Hugo)
es un error mostrar las debilidades.
no se puede esperar siempre lo mejor de los demás.
hay quienes no pueden ni con sus vidas y aún así llevan las de otros.
hay quienes disfrutan hundirte.
se hace necesario ignorar a las personas con malas intenciones.
la hipocresía es un mal del que sólo unos pocos se libran.
hay que analizar bien quién merece confianza.
la soledad es buena amiga.
de nada sirve ser buena persona.
querer no es poder.
no todos los sueños se cumplen.
nada es perfecto.
felicidad y utopía son sinónimos.
Ayer tuve un día bastante activo. Desde tempranas horas de la mañana, y hasta bien entrada la madrugada, me vi en medio de varios compromisos laborales. Obviamente, no es una situación que me toque con frecuencia y podría decirse que en cierto modo es positiva. No en vano dicen que el principal motivo de preocupación debería ser no tener nada que hacer.
He de confesar que, aunque los resultados fueron muy prometedores, al mismo tiempo experimenté una sensación que no me agradó en lo absoluto. De repente, entre tanta gente me sentí solo. Muy solo. Más solo que nunca. Extraño, lo sé, pero es así.
No es la primera vez que me pasa, mas ahora me inquietó bastante. En un momento, mientras pedía algo de cenar en Hard Rock y miraba todo lo que acontecía alrededor, hasta se me aguaron los ojos. En cuestión de segundos me convencí de que en mi círculo escasean los amigos. Los panas de confianza. Los que se desviven por ti tanto como tú lo harías por ellos. Los que te hacen compañía en toda circunstancia. Lo paradójico del caso es que hora tras hora el número de personas conocidas aumenta considerablemente.
Ignoro si es común llegar a un sitio, encontrarse con gente que uno aprecia o admira, saludarla y de un momento a otro sentir que no encaja en el grupo. Que se está de más. Que los estilos de vida y las prioridades no se corresponden. Sin embargo, a mí me pasa. Y me da tristeza. Y me lleva a cuestionarme. Me hace sentir diferente, casi extraterrestre. Me provoca mucha inseguridad. Me da inestabilidad.
Como quisiera que las cosas fueran de otra manera. Que esos fantasmas que invaden mi tranquilidad desaparecieran por completo. Que Gregorio (mi compadre) nunca se hubiese tenido que ir a trabajar a Punta Cana. Que mi vida diera un giro inesperado. No seguir entre sombras. Esas sombras que atentan contra mi luz interior.