¡Bienvenidos a mi espacio virtual, el mismo en el que sólo prometo que trataré de ser yo mismo, con sus ventajas y desventajas, con sus aciertos y desaciertos, con sus aventuras y desventuras!
Bad Bunny podría presentarse este mismo año en el Estadio Olimpico. Gamal Hache estaría a cargo de la producción del evento que ya ha comenzado a dar mucho de que hablar, luego de que el empresario artístico publicara en su cuenta de Instagram una ilustración suya junto a una calavera con un tercer ojo en la frente.
La imagen esta acompañada de un texto que dice: “Seguimo’ a dosciento’ y no vamo’ a bajar #YHLQMDLG (las sigas del nuevo álbum de Bad Bunny)”.
Fuentes aseguraron a MASVIP que el concierto tendría lugar a finales de octubre a propósito de Halloween.
Como parte de una de las semanas más activas en términos de presentaciones artísticas, Ace Of Base aterrizó en suelo dominicano para metérselo en un bolsillo. Misión cumplida. La noche del viernes fue inolvidable para todos aquellos que (como yo) crecieron con la música de estos suecos y se dieron cita en Hard Rock Café.
Mucho se ha dicho del show, sin embargo, hay detalles de los que pocos -y en algunos casos, nadie- se han hecho eco. Para no llover sobre mojado, he preparado una lista puntual de sus altas y bajas, así como de ciertos datos que «La otra nota» ha obtenido en primicia.
Puntos altos
* Interpretaron sus principales éxitos. Las piezas que todo el mundo se sabe de principio a fin. No quedó ninguna fuera. Sólo hicieron un tema nuevo que lleva por título «Sparks From A Fire». Como era de esperarse, el público no dejó de cantar y bailar.
* Suenan increíblemente bien en vivo. Ni un fallo. Es como escuchar uno de sus discos. Además, todos sus integrantes exhiben y desbordan mucha energía. Entregan la piel en escena y transmiten una buena vibra sin par.
* La fuerza interpretativa y el histrionismo que exhibe Jenny Berggren son envidiables. Contrario a lo que muchos temían, la ausencia de Malin (la rubia que en sus años dorados hacía la voz líder de las canciones más populares) no se sintió.
* Supieron aprovechar a la perfección el espacio. A pesar de las limitaciones físicas de Hard Rock Café Santo Domingo, la cantante, los músicos y las tres bailarinas-coristas le sacaron partido.
* Según sus propias palabras, era la primera vez que optaban por incluir en su repertorio para directos un tema en español para halagar así a sus seguidores. Semejante privilegio llegó de la mano de «Bésame mucho», clásico de la autoría de Consuelo Velázquez.
Puntos bajos
Aunque fui en calidad de «fan» o «Acer» -como quieran llamarle-, se me hizo imposible guardar el traje de periodista. Mientras permanecía en el emblemático «recinto del rock» fueron varias las preguntas -aún sin respuestas- que me llegaron a la mente. Las anoté y aquí las comparto con ustedes.
* ¿A qué se debieron las más de tres horas de espera? Todos estamos acostumbrados a que los eventos masivos comiencen con un retraso de media hora, una hora, hora y media -o tal vez dos a lo sumo-, pero tres puede considerarse un exceso.
* ¿Por qué no se usó a DJ Mariela como telonera del grupo en vez de asignarle el cierre? Ponerla al final fue la peor decisión que se pudo haber tomado. La espera de tres horas no cayó nada bien al público. En más de una oportunidad demostró su enfado y exigía el inicio del concierto. Esta reacción pudo evitarse invirtiendo el orden de las cosas. Sólo unos pocos (muy contados, por cierto) se quedaron en el local durante la intervención de la dominicana.
* ¿De quién fue la idea de poner a Julio Sabala a cantar con Jenny Berggren? Fue verdaderamente chocante ver al imitador subir al escenario. Probablemente ese dúo pase a la historia como uno de los más bizarros jamás realizados. Y que conste, no soy el único que lo ve así. Más bien estoy haciendo las veces de vocero. Si la idea era darle participación a alguna figura criolla en ese segmento, lo prudente y más coherente hubiese sido coordinar con algún exponente del movimiento pop-rock local. Si la intención era cumplir con los requisitos legales de contraparte sin tener que invertir mucho, estoy más que convencido de que cualquier artista pop hubiera accedido con gusto. Exponentes dignos hay de sobra. Desde un Máximo Martínez hasta una Audrey Campos. La mayoría de la gente no entendió la conexión entre Sabala y Ace Of Base. Y en ese sentido vale señalar que lamentablemente también hay otra realidad: a todo artista le asiste el derecho de elegir quién le acompañe. El asunto es que sinceramente no creo que Ulf, Jenny y Jonas conocieran previamente de Julio como para solicitar al productor que gestionara tal cosa.
* ¿13 canciones? Si bien es cierto que la propuesta no tuvo desperdicios, sobre todo porque constituyó un compendio de sus principales éxitos, también es cierto que la gente se quedó con ganas de más. Dos razones básicas: 1) Pasó más de una década para que el encuentro se concretara. 2) Las casi 4 horas de pie merecían con creces un par de elementos extra.
Detalles poco manejados y primicias
* Llegaron al país el día martes y hay quienes aseguran que se colaron entre la audiencia del show de Café Tacuba.
* Jonas Berggren nunca se dejó ver. Cada aparición del trío se limitaba a la presencia de Ulf y Jenny. Al parecer, Jonas sólo tenía ganas de cumplir con su compromiso y descansar.
* Una primicia suministrada a «La otra nota» por Miguel Cunillera, gerente del establecimiento, es que Jenny donó su primer cambió de ropa a Hard Rock Café Santo Domingo para que lo use como parte de su colección de memorabilia. Sus administradores aún no saben dónde lo colocarán, pues tienen aún varios objetos pendientes de ubicación, pero prometen abrirle espacio en los próximos días.
* Otra primicia es que el evento del viernes es el primero que se graba en su totalidad (a tres cámaras y con sonido directo) con la idea de incorporarlo a la serie de eventos Hard Rock Live. Esto significa que una vez esté debidamente editado será difundido por circuito cerrado en las distintas pantallas plasmas que adornan las sucursales de Hard Rock Café alrededor del mundo.
* El día después de su presentación, Ace of Base optó por celebrar a lo grande en Altos de Chavón, donde disfrutaron del concierto del multipremiado mexicano Carlos Santana. Según fuentes, se la pasaron bailando toda la noche -tratando de llevarle el paso al guitarrista- y bebiendo cerveza Presidente.
A estas alturas seguro que ya han leído cuán grandioso fue el concierto de Café Tacuba. Si bien no hubo mucho público, la puesta en escena no tuvo desperdicios. Cuánta energía. Cuánto sentido del humor. Cuántas ganas de tocar y hacer disfrutar. Cuánto arte.
Quedé fascinado. Ojalá que, como dijo Rubén, no tengan que pasar 12 años más para regresar. Hacía tiempo que no la pasaba tan bien en un show. No faltó ni una canción. Se tocó lo mejor de lo mejor. Aquí los dejo con algunas imágenes.
P.S.: Gracias a Jessica Mordechay por la colaboración.
Lo califico como el momento más memorable que haya vivido el mundo del espectáculo en República Dominicana. Sinceramente, no creo que haya evento alguno que lo iguale o supere. El debut de Sting en el anfiteatro de Altos de Chavón estremeció como nunca sus frías y duras piedras haciendo un recorrido por sus principales éxitos, y especialmente haciéndose acompañar en escena por dos de los nuestros: Fellé Vega y Juan Luis Guerra.
Yo estuve allí y les puedo decir que cada momento fue emocionante. Que compadezco al que se lo perdió. Aquí les dejo con el relato de mi experiencia desde el lugar de los hechos:
Sting, inmenso
El inglés llenó a capacidad Chavón, de la mano de sus mejores éxitos
Por Samir Saba / El Caribe
Viernes 28 de abril del 2006
Nostalgia y sorpresa son las palabras que mejor definen el debut de Sting en esta tierra. El artista, que abarrotó Chavón al reunir allí a cerca de seis mil personas, demostró que la experiencia no se improvisa al presentar una acertada selección de canciones y despertar todo tipo de emociones entre quienes fueron testigos de este encuentro.
Representantes de todas las generaciones disfrutaron de más de una decena de los principales éxitos del músico británico. Algunos pertenecientes a su etapa como líder de The Police y otros, a su discografía como solista.
Acompañado de su inseparable bajo, tres músicos, dos guitarristas y un baterista, salió a escena vestido de negro.
Las primeras notas de “Messagge in a bottle” comenzaron a remover las piedras de La Romana a las 8:55 del miércoles. Gritos, cantos y baile fueron la constante durante las menos de dos horas que duró el que ha sido considerado uno de los mejores shows que se hayan visto aquí.
Haciendo el mejor de los esfuerzos por comunicarse en español, Sting agradeció en varias oportunidades a su público: “Esta es una noche muy bonita. Es mi primera vez en Dominicana y me siento muy feliz de estar aquí. Son un público hermoso”.
A esta pieza le sucedieron otras no menos trascendentales como «Roxanne»; «Every breath you take», “Fields of gold”; “Walking on the moon”; “Spirits in a material world”; “Every little thing she does is magic”; “If I ever lose my faith in you”; “King of pain”; “All this time”; “Englishman in New York” y “Sincronicity”.
Como ha hecho en casi todas las paradas de su “Broken Music Tour” hasta el momento, Sting aprovechó para reafirmar su consabida admiración por The Beatles al interpretar “ «A Day in The Life».
En “Desert Rose”, Sting encontró el pretexto para demostrar su apertura a explorar diversos idiomas, para halagar a las mujeres dominicanas e invitar a diez de ellas a acompañarlo en el escenario.
No hubo desperdicios. Cada interpretación fue impecable. Y el desenlace no pudo ser mejor. Sólo bastaron unas palabras de Sting para desatar la histeria:
“Este es un momento especial para mí. Tengo aquí a dos músicos dominicanos muy importantes: Juan Luis Guerra y Fellé Vega”. Este trío de virtuosos cerró con broche de oro la velada. Su interacción fue impresionante; “Fragile”, la excusa.
Mientras Sting se encargaba del bajo y la voz principal, Juan Luis se adueñaba de una de las guitarras y los coros, y Fellé de la percusión.Un cuadro que se recordará como uno de los momentos más increíbles de la historia de la música en este país.
Una cita obligada
La presencia de Sting en el país logró reunir en un mismo recinto a importantes personalidades de la política y el espectáculo.
Entre los que estuvieron allí cabe citar al reconocido cantautor cubano Silvio Rodríguez, los intérpretes dominicanos Maridalia Hernández, Claudio Piantini, José Antonio Rodríguez , el escenógrafo Fidel López, el músico Jorge Taveras, los empresarios George Nader, Saymon Díaz, Roberto Cavada y Pedro García; la actriz María Castillo, el ministro de turismo Félix Jiménez, la ex vicepresidenta del país, Milagros Ortiz Bosch, el cineasta Juan Basanta, las bailarinas Mónika Despradel e Isadora Bruno, los presentadores de televisión Evelyn Díaz (quien fue acompañada de su esposo Quico Rizek), Sergio Carlo, Karina Larrauri y su esposo Federico Ozores; Bolívar Soto, los chicos de Calor Urbano y Entrenos, entre otros.
Fellé Vega, en el rol más deseado
Justo cuando las manecillas del reloj marcaron las 8:00 de la noche, hora para la que se había convocado en Chavón, hizo su entrada Fellé Vega. El músico calentó la pista, acompañado de la Orquesta de las Danzas Mexcladas, que presentaron una propuesta variada y folklórica.
Vega no pudo ocultar su emoción: “Gracias por recibirnos, de corazón. Es poco el tiempo que tenemos pero lo que les vamos a dar no sólo sale del corazón, sale del hígado”.
Aunque su actuación no pudo ser vista por mucho público, pues para entonces la gente aún buscaba las mejores ubicaciones, los que tuvieron la oportunidad quedaron más que complacidos. Las muestras de afecto y aprobación no se hicieron esperar.
En febrero de 2006, no vaciló en asegurar que con su nuevo trabajo musical la gente iba a tener que sentarse a escucharlo. Dos años y medio han pasado desde entonces y puedo decir que tuvo razón.
El pasado jueves, en Casa de Teatro, comprobé por mí mismo que la propuesta de Max Martínez -ampliamente conocido por su nombre de pila, Máximo Martínez-, evidencia una madurez artística envidiable. Más de dos décadas en la escena se dicen fácilmente, pero en un país como éste se sobreviven a «regañadientes», y él ha sabido librar la batalla con mucha dignidad.
El proyecto que puso en marcha esta semana y que próximamente llegará a distintos puntos del país tiene como base la electrónica. Él mismo lo define como «una onda bastante digerible. Un sonido adulto contemporáneo. Nada de DJ’s, aunque los adoro a todos. Las letras son mías y la parte musical está dividida entre Francisco Polanco, uno de mis ex compañeros de Tabútek, y yo».
Su talento es innegable. Hay que estar ciego o sordomudo como para no haberlo notado. Soy uno de sus fans. Nunca lo he negado. De hecho, Tabútek era mi grupo de rock local favorito. Pero luego de haber visto lo que me tocó vivir esa noche, lo soy aún más.
Para el show del que les hablo, «mister voz y carisma combinados» diseñó un espacio multimedia en el que la «Eletrónica Ensemble», conformada por Francisco Polanco en los teclados, Maxim en la guitarra, Max en la voz y el bajo, y un equipo de VJ’s que proyectó y mezcló creativas imágenes a través de pantallas gigantes, entregó lo mejor de sí durante una hora y quince minutos.
Además de presentar su material inédito, no faltaron piezas emblemáticas de artistas de la talla de U2, Coldplay y Depeche Mode, entre otros, que fueron arregladas especialmente para la ocasión. Así como dos versiones muy especiales de «Instintos» y «El precio».
Había que estar ahí para entender cuán atractiva fue la puesta escénica de Max. Y por encima de eso, la calidad interpretativa que exhibió. No tuvo ni un solo instante de descanso entre canción y canción. Terminaba una, motivaba la próxima, y arrancaba de inmediato a darle vida. En ningún momento optó siquiera por tomar un poco de agua para refrescar la garganta, y créanlo o no, su voz sonó tan limpia como si se tratara de una grabación de estudio.
Yo me quito el sombrero ante él. Y sé que todos los que estuvieron allí son de la misma opinión. Desde aquí lamento sobremanera que más de la mitad de los presentes fueran relacionados de Max. Qué mala onda que el público se perdiera de semejante esfuerzo. Qué pena que ninguna marca le haya dado el espaldarazo que merecía la celebración de su aniversario «on stage». Qué triste que ni los amigos de la prensa (mis queridos colegas) se dejaran ver.
Ojalá que en entregas sucesivas Max logre correr con mejor suerte. Que no tenga que seguir cargando con todas las responsabilidades que supone la realización de un montaje de tal envergadura. El artista debe ser artista y punto. Eso está clarísimo.
Ojalá que a partir de ahora el apoyo se masifique en los tres renglones antes mencionados para poder seguir disfrutando de ofertas de tanta calidad como la que pone en la mesa Max.
P.S.: No tengo fotos del concierto en cuestión, pero ya las pedí. En cuanto me lleguen, reemplazo las que están ahora.