Entre dos la vida es posible; uno solo no puede arrastrarla.
(Víctor Hugo)
Entre dos la vida es posible; uno solo no puede arrastrarla.
(Víctor Hugo)
La magia del primer amor consiste en nuestra ignorancia de que pueda tener fin. (Benjamin Disraeli)
Pedir perdón es una de las cosas más difíciles de hacer. Primero, porque a veces cuesta reconocer los errores cometidos. Uno se mete en su propio mundo, ve las cosas desde su perspectiva y no mide las consecuencias que puedan acarrear. Y segundo, porque duele saber que con determinada acción se ha herido -sin querer- al ser querido.
Amorcito, sabes que no soy gente de confesiones públicas, pero hoy lo siento necesario. Fallé. Lo sé. No calculé dimensiones. Y lo lamento profundamente. Nunca querré ofenderte, molestarte, perjudicarte.
Adjudícale mis yerros a la inmadurez, a mis cuotas de ego, a la inexperiencia, a mi arcaica forma de pensar, a los tabúes que tengo, a los fantasmas que me acompañan. A lo que quieras. Pero jamás a mi falta de cariño y de amor hacia ti.
Las canciones que horas antes te dediqué por MSN reflejaban a la perfección lo que me inspiras. Ni más ni menos. Que te quede claro.
Tenemos diferencias como toda pareja. Tenemos problemas -serios y no tan serios-. Lo importante es identificarlos y ser lo suficientemente inteligentes como para sobreponerse a ellos. Es precisamente eso lo que aquí y ahora te propongo.
Démonos una última oportunidad y comencemos a trabajar juntos todo aquello que se interpone en el camino que decidimos transitar tomados de la mano hace ya varias semanas. Una vez más: perdón.
La música despierta en nosotros diversas emociones, pero no las más terribles, sino más bien los sentimientos dulces de ternura y amor.
(Charles Robert Darwin)
No hay tiempo que perder. Llegó el momento de las confesiones. De que sigas avanzando entre las páginas de mi libro.
A corazón abierto te digo que, quizás por todo lo que hemos caminado juntos durante las últimas semanas, hoy mi cerebro colapsa y me pone en el dilema de querer decir tantas cosas que no sé por dónde comenzar. Siquiera tengo claro si me debo expresar. Pero, como en todo, algo hay que arriesgar.
La historia comenzó de la manera más inesperada posible. Llegaste en el momento menos indicado (o tal vez en el justo -llámame loco, no lo sé-). Y aún cuando muchas dudas me toman por asalto, y mi situación de vida no es precisamente digna de envidia, mentiría si no reconociera que a partir de ti los días son más soleados y las noches más estrelladas. Que tu nueva sonrisa se ha convertido en tu principal arma de conquista. Que siempre encuentras las palabras que me hacen rebosar de alegría.
Sé que suena paradójico. Pero la verdad es que mientras aprovechas el que aparenta ser uno de tus períodos más fértiles, yo me dejo «inundar» por la sequía. Para muestra un botón: hacía bastante que no actualizaba este blog. ¿La razón? Me inspiras tanto que de palabras me quedo corto. Y, por supuesto, por otro lado admito que por tu arte me intimido; tan natural como tu nobleza, tan auténtico como el sentimiento que transmiten cada uno de tus besos.
Poco a poco has ido descifrándome con un destreza admirable. Poco a poco has ido atrapándome de una forma incomparable.
Quiero que sepas que te quiero mucho. Demasiado. Aunque nunca es demasiado. Que con cada roce de manos sólo busco confirmártelo. Que tal vez no soy el más romántico, pero igual disfruto estar a tu lado.
A corazón abierto te digo que eres especial. Que siempre cerca te espero conservar. Que en cada día, en cada hora, en cada minuto, te pienso con mayor intensidad.
Tan iguales y tan diferentes a la misma vez. Me preocupa no saberte corresponder. Que los hechos tomen su curso y no podamos seguir progresando. Que en el proceso alguno de los dos salga lastimado. No obstante, te juro que aunque falle de vez en cuando, me dedico por entero a no decaer en la fe de que pronto te entregaré todo aquello a lo que aún no has podido acceder.
Sé que llegué en un momento complicado. Dentro de un marco situacional nada grato. Que son muchos los fantasmas que te persiguen. Que por momentos quieres desaparecer. Pero al mismo tiempo sé que de tu parte debes poner. Que de ti depende la mente esclarecer y reconstruir todo tu ser.
La vía más correcta para recomenzar, si así lo decides, hallarás. Quiero que sepas, no obstante, que en mis hombros podrás descansar. Con semejante privilegio espero contar.
Te conozco de hace poco, lo reconozco. Pero te confieso sin tapujos (todavía hoy -lo creas o no-) que a tu lado todo es precioso. Y que precisamente por eso no estoy listo para alejarme del todo.
No olvido que cuando comenzamos a frecuentarnos acordamos llevar las cosas con calma. De no hacernos de expectativas falsas. Mas el destino se encargó de tomar las riendas y darnos soberana lección.
Un par de días han bastado para que ocupes el centro de mis pensamientos. Para que te dedique cada movimiento, cada rezo, la totalidad de mis sueños. Que cómo es posible. No lo sé. Sólo Dios lo ha de entender. Y si bien es cierto que la lógica no se corresponde con mis sentimientos, también es cierto que del corazón nadie es dueño.
P.S.: Don’t go. Stay around please. Need ya a lot.