Desde anoche cargo conmigo una inquietud que no es ajena para mucha gente. De hecho, a través de los años ha sido tema de discusión. The Cure y Miguel Bosé le dedicaron dos de sus canciones más populares, en 1979 y 1990, respectivamente. Y ya en 1999, Kimberly Peirce escribió y dirigió un filme cuyo título lo pone nuevamente sobre el tapete al otorgarle el primer Oscar de su carrera como actriz a Hilary Swank.
Sin más rodeos: ¿Los chicos no lloran?
Nacimos y hemos sido criados en sociedades eminentemente machistas en las que los hombres nos vendemos como el sexo fuerte. Aquel que, en consecuencia, no debe evidenciar sus emociones para ser bien visto.
Escudriñando al respecto, y tratando de encontrar respuesta a mi interrogante, me encontré en Internet con que un psicólogo llamado Josh Coleman escribió un libro en el que hace la siguiente afirmación: «Hombres y mujeres ríen, lloran, suspiran y se enfurecen con la misma frecuencia, pero cada sexo vive y expresa sus emociones de manera distinta. Para ellos están en segundo plano; para ellas en primero. La testosterona afecta los sentimientos de los hombres, que tienden a disociarlos y racionalizarlos más. Las mujeres parecen tener una conciencia natural de las emociones que los hombres sólo adquieren con esfuerzo. Pero cuando lo consiguen, los beneficios son enormes. Sus relaciones mejoran, y ellos son más felices».
Otros estudios argumentan que la idea de que la mujer es el sexo débil no es más que un pretexto en el que los hombres nos escudamos para no admitir abiertamente qué tan vulnerables podemos ser.
El Instituto Nacional para la Salud Mental de Estados Unidos de Norteamérica realizó un estudio en el que la mayoría de los hombres se resistía a consultar con un especialista por miedo a que esto afectara su trabajo y su vida social. Algunos manifestaron sentir temor de que un diagnóstico de depresión afectara su imagen ante su familia, sus amigos, en el trabajo o en los diferentes círculos sociales en los que se movían.
¿Hasta qué punto puede ser saludable ese tipo de represión emocional? ¿Realmente vale la pena vivir con ese estrés continuo? La verdad no estoy tan seguro de eso. ¿Por qué tiene que importarnos tanto el qué dirán?
No soy un profesional de la conducta ni nada que se le parezca, pero estoy convencido de que la búsqueda de la felicidad debería ser la prioridad de todo ser humano. Y si para serlo, es necesario llorar como herramienta de drenaje, no contenerse es la clave.