Es por todos sabido que soy un apasionado del mundo del entretenimiento. Por alguna razón que no sé describir, desde que tengo uso de razón me siento muy atraído por todo lo que sucede ante los reflectores. Las ceremonias de premios, créanlo o no, son para mí una especie de oasis. En especial las que reconocen los trabajos más destacados del ámbito musical.
Anoche se celebraron en Las Vegas los Latin Grammy, en su octava edición. Lógicamente, no me los podía perder. Y adelanté todo lo que pude en mis respectivas grabaciones para «De calle» con el propósito único de llegar a casa justo a tiempo para ser testigo de cada momento. Y así fue.
De principio a fin, mi gran incógnita era si Juan Luis Guerra (quien era el artista más nominado de la noche) conseguiría traer a su tierra los seis gramófonos a los que estaba optando, aparte de su muy publicitado reconocimiento como Persona del año.
Y es que debo admitir que soy uno de sus más auténticos fans. La excelencia que caracteriza su arte es una fuente inagotable de inspiración. A pesar de que no sigo muy de cerca los géneros tropicales, su propuesta me toca de una forma muy particular.
No se imaginan cuán grande era mi alegría cada vez que mencionaban su nombre como ganador de alguna categoría.
Si bien es cierto que nunca he creído en los ideales nacionalistas, también es cierto que verlo subir una vez tras otra al escenario para recibir su presea en los principales rubros de la distinción más importante de la música latina, despertó en mí un motivo de orgullo inigualable.
Pocas veces he experimentado esa sensación. No es para menos. Juan Luis no sólo ha demostrado que es un virtuoso, sino que además es poseedor de un corazón envidiable. Sus constantes palabras para Dios y la República Dominicana así lo probaron.
¡Qué privilegio ser tu compatriota Juan Luis! Tu humildad es ejemplo. Consérvala. Es tu principal cualidad.
Muchas felicitaciones para ti, 4-40, doña Nora, Paulina y sobre todo para mis estimados amigos Jean Gabriel Guerra y Allan Leschorn. Y qué sigan los éxitos.