En el capítulo anterior -como dicen en las teleseries- les había comentado sobre los planes de ir a cubrir los premios MTV Latinoamérica, en Ciudad de México, de forma exclusiva para la televisión dominicana. La verdad es que me emocionaba la idea por dos razones: por un lado, volvería a vivir la experiencia de participar en uno de los eventos más importantes del mundo del espectáculo, y por el otro conocería un nuevo destino (esta sería mi primera visita a un país de habla hispana).
Todo estaba listo para emprender la aventura. Las horas de vuelo estaban cuadradas con suficiente antelación gracias a un acuerdo de intercambio publicitario con Copa Airlines; las maletas debidamente preparadas, el hospedaje y los arreglos de dieta por igual. La asignatura pendiente aquí era la obtención del visado correspondiente.
Desde el principio y, por un asunto de lógica, tanto mi productora como yo estábamos plenamente confiados en que este último paso sería el más sencillo de todos tomando en consideración que se trataba de un viaje con fines eminentemente periodísticos.
La cita en el consulado fue el pasado viernes 12 (seis días antes de los premios y cuatro antes de la fecha que habíamos fijado para partir originalmente). Con todos los documentos requeridos en mano, llegamos a las 7:30 de la mañana para entrevistarnos con el cónsul José Basulto.
Al llegar nuestro turno, Basulto toma nuestros respectivos pasaportes, revisa minuciosamente los documentos y nos pide que por favor regresemos luego con una carta de invitación de MTV (en vez de la confirmación de aprobación a nuestra solicitud de credenciales) firmada por algún mexicano.
Así lo hicimos. El lunes 15 -un día antes del viaje- nos volvimos a dar cita allí con la carta que se nos solicitó. Al reencontrarnos con Basulto, le hicimos entrega inmediata de la misiva que nos envió por correo electrónico Patricia Ruiz, gerente senior de comunicación corporativa de MTV Networks Latinoamérica. Ahora la objeción del cónsul consistía en que había sido escrita por entero a computadora y que, por tanto, debíamos procurar que se nos reenviara con la firma a mano.
Preocupados por la cercanía del vuelo, contactamos nuevamente a la gente de MTV para tratar de cumplir lo antes posible con semejante misión. El martes regreso al consulado (esta vez mi productora no me pudo acompañar) y allí perdí cinco horas de mi vida (de 10 de la mañana a 3 de la tarde) única y exclusivamente porque el cónsul había salido. Cuando finalmente llega, me comenta que la carta tiene un error de redacción al señalar que tanto Wendy como yo habíamos sido invitados en plan turismo a los premios. El argumento del cónsul en esta ocasión era que si íbamos a trabajar, la carta no podía decir que era en plan turismo. Él procedió a subrayar esa frase indicándome que debía sustituirla. Hasta cierto punto me pareció comprensible y procedí a retirarme para hacer un último intento en este sentido.
Obviamente, esto significaba que nuestro vuelo ya no podía ser ese mismo día, a las 4:30 de la tarde como estaba previsto, y que por tanto, debíamos mover el vuelo al menos un día más. Y así fue.
Horas antes del vuelo, a primera hora del miércoles 17 tanto Wendy como yo acudimos a nuestra cuarta cita en el consulado, con la corrección de rigor. Ahora la carta especificaba que éramos invitados en plan de prensa a la ceremonia. Qué creen ustedes que pasó. Basulto le encontró otras dos debilidades al mismo documento. Según sus propias palabras, si tanto él como nosotros hablamos español, ni Wendy ni yo íbamos a asistir a los premios, sino a cubrir los premios. Eso por un lado. Y por el otro, objetó una parte de la carta que plantea textualmente lo siguiente: «Muy respetuosamente solicitamos que se les conceda la visa apropiada para poder asistir a este gran evento». Aquí el problema era porque supuestamente MTV no puede decir eso cuando la visa que nos tenía que otorgar era la de periodistas, ninguna otra.
Entre otras cosas, el cónsul nos dijo que al parecer MTV no nos quería apoyar por la manera en que hacía la carta (díganme ustedes si MTV de verdad no nos quería apoyar cuando accedió a corregir la carta todas y cada una de las veces que se lo pedimos), y que todo esto era porque MTV tenía que responsabilizarse por nosotros desde el momento mismo en que se nos otorgara el visado, ya que si por cosas del destino se nos encontraba grabando en México alguna otra cosa fuera de los premios, el hecho podía costarle a la cadena su licencia de operar en ese país.
Mientras me decía todo eso, y me pedía una «última» reformulación, me mantuve en silencio. No pronuncié ni una sola palabra. Sólo atinaba a mirarle fijamente a los ojos como queriendo descubrir el verdadero porqué de su accionar. El porqué de tantas trabas por parte del representante gubernamental de México aquí para con un medio de prensa que sólo quiere trabajar y mostrar la mejor cara de su patria.
Luego de escuchar atentamente a Basulto, Wendy optó por pedirle de vuelta nuestros pasaportes y agradecerle por sus atenciones. O sea que ni siquiera le dimos oportunidad de que nos denegara el visado oficialmente.
Lamentablemente, los planes se cayeron y yo de forma muy particular no pude cumplir mi deseo. Me tuve que conformar con ver la ceremonia por televisión como el resto de los mortales. Pero así son las cosas de la vida. No todas tienen explicaciones, al menos no lógicas.
Me decepcionó mucho cómo se dio todo y, como había dejado todos mis programas de radio completamente listos para que salieran al aire mientras estuviera fuera, me tomé esos días de relax total aquí en casa. No fue si no hasta el pasado viernes 19 que me dejé ver de nueva cuenta en el encuentro con la prensa de Los Amigos Invisibles, en Hard Rock Café.
Como era de esperarse, todo el que estaba allí me hacía la pregunta del millón de dólares: cómo te fue? A todos les hacía la misma historia. Nadie podía creerlo. Y Alexéi, en especial, me motivó a hacer este post. Inicialmente estaba negado a contar la experiencia para evitar posibles inconvenientes (sí, reconozco que a veces me paso de diplomático), pero Alexéi me convenció de que era necesario que hiciera catarsis. A él los créditos.